Política comercial y la definición del modelo de desarrollo:
el caso del TLC con Colombia
Dr.
Roberto Jiménez Gómez, economista, robertojg@racsa.co.cr
La política
comercial del país debe estar subordinada al modelo de sociedad que los
costarricenses definan. A partir de ese marco
general, el modelo de desarrollo económico define, si la apertura comercial, el
fomento a las exportaciones e inversiones y los tratados de libre comercial (TLC)
con determinados países, convienen a la sociedad y dentro de ésta a los
sectores productivos nacionales.
Algo que parece
obvio como lo anterior, no está ocurriendo en el país. Un Ministerio de Comercio Exterior (COMEX)
por ingenuidad o bien tiene claro, que su política define el modelo de
desarrollo del país: aunque tengan visión miope, no hayan consensuado nada y
éste modelo no haya sido evaluado y repensado de acuerdo a los intereses
nacionales.
Sin haberse dado
una discusión y análisis riguroso y participativo de los procesos de apertura
seguidos hasta ahora. Sin establecer
mecanismos de apoyo a las empresas nacionales que compiten con pésima
infraestructura, ausencia de asesoría técnica, burocracia y altos costos del
financiamiento, para hacer frente a los costos de los TLC, ahora COMEX plantea
un TLC con Colombia.
Costa Rica
exporto a Colombia 48.2 millones de dólares e importo 455.7 millones de dólares
o sea una relación de 1 a 10, con una tasa de crecimiento mayor de las
exportaciones colombianas que las ticas (8.9% versus 6.6% para el año 2011,
según COMEX). Hay una gran similitud en
los productos que se llevan al mercado, lo cual puede generar gran sensibilidad
y riesgos para los sectores productivos.
Las inversiones colombianas han crecido de forma significativa, algo
bueno, pero que no depende de un TLC.
Según la misma
argumentación del pasado de COMEX, parte relevante de los criterios para
priorizar potenciales tratados era la complementariedad de la estructura
productiva. Pues Colombia no es
complementaria, es altamente competidora de la economía nacional, con ventajas
comparativas, de escala y competitivas.
La falta de consideración de las voces del sector industrial,
agropecuario y de académicos e intelectuales interesados en el modelo de
sociedad, dejan ver la prepotencia y los intereses poco claros de parte de la
política comercial del COMEX.
Es básico
evaluar los resultados de los TLC vigentes, establecer lecciones aprendidas y
ajustar la política de acuerdo a los resultados y aspiraciones de la sociedad
costarricense. Y cuando se habla de
evaluaciones son en serio, realizados de forma rigurosa, independiente e
integral por terceros.
Es impresionante
que movimientos sociales, políticos e intelectuales como los que llevo la lucha
contra el TLC con los Estados Unidos de América, hayan callado sus voces y no
aporten con rigor y seriedad análisis de lo que éste proceso ha producido. Es importante conocer, comprender, analizar y
tomar decisiones, si la sociedad no lo hace el COMEX sí sabe qué quiere y para
quien trabaja…
Como productor
agropecuario pude ver cómo los TLC permiten de forma disimulada la entrada de
producción más allá de las cuotas. Los
mecanismos de supervisión del Estado son inútiles y en muchos casos corruptos. Unido a ello, algo que parecen no entender o
que nos les interesa al COMEX es que la competencia se da de forma indirecta:
papas semi fritas, cerdo en piezas, leche en polvo o sus subproductos, entre
muchas otras formas y productos, hacen que la oferta aumente por las
importaciones, haciendo que la producción nacional no se pueda vender o bien si
lo hace es con precios que tarde o temprano terminaran llevando a la ruina al
productor nacional.
Los riesgos de
seguridad alimentaria están vigentes, los potenciales problemas sanitarios
también (se importa carne de cerdo muy cerca del periodo de vencimiento y nadie
verifica esto). Para que hayan empleos se requiere producir, para que hayan
empresarios se requieren políticas que estimulen o resguarden el empresariado
nacional. Para que haya demanda se requiere que la sociedad tenga actividades
productivas, no para un pequeño segmento que representa menos del 15% del
empleo nacional (el de las zonas francas y lo que el Estado de la Nación llama
Nueva Economía) es para todos los sectores.
Los sectores
políticos, empresariales, académicos y sociales deben de volver a asumir un
papel activo y crítico en el campo de la política comercial del país, no es
conveniente que un grupo pequeño y cerrado, con sus propias agendas e intereses
definan la política comercial, la cual en gran medida determina el modelo de
desarrollo de Costa Rica. Los sectores
que dijeron NO deben aprender que el rechazar o estar en contra, ya no es
suficiente, la tarea es proponer proactivamente. El extraño interés por un TLC
con Colombia hace necesaria esa discusión y acción.
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