jueves, 6 de enero de 2011

Desarrollo humano y equidad, fin y medio para el progreso

 Roberto Jiménez
En los últimos días, personas distinguidas y calificadas de nuestro país han escrito en diversos medios sobre el tema del desarrollo. Sin duda estos y otros artículos son necesarios para crear una agenda nacional sobre temas sustantivos y dejarnos de la inmediatez política, que no deja al país atender los temas relevantes de largo plazo para el desarrollo.

Una de las discusiones planteadas es si se debe lograr mayor equidad o si se debe disminuir la pobreza como objetivos del país. La pobreza en vastos sectores sociales ha llevado a la desigualdad social, propias de regiones como la latinoamericana que es la que tiene la peor distribución de la riqueza del mundo. La pobreza puede disminuir y la desigualdad puede aumentar, eso se puede lograr mediante políticas eficientes y focalizadas a sectores desposeídos, mientras la clase media disminuye su participación en los ingresos, esta política, ante coyunturas de crisis, puede perder lo logrado. Para algunos esa es la política correcta, pues la mayor equidad, según ellos, puede llevar a costos para el crecimiento y a desestimular la inversión en algunos sectores.

No obstante, hay otra vía que ya Amartya Sen, Premio Nobel de Economía, ha planteado: Poner el desarrollo humano como medio eficaz para el progreso. El desarrollo humano se logra por medio del acceso a la nutrición, a la educación, a la salud, a los servicios públicos de calidad, a un ambiente sano y al desarrollo de las libertades y los derechos humanos. El desarrollo humano es un medio para lograr el desarrollo y por ende la pobreza y la desigualdad extrema son un obstáculo para este.

Debemos tener claro que el país no se desarrollará si no tiene jóvenes preparados para acceder a las tecnologías de la información, a la biotecnología, a la electrónica y al manejo sostenible e inteligente de los recursos naturales y el ambiente, entre otros. Se requieren personas responsables, solidarias, participativas y críticas que sepan guiar su destino y el de su patria. Para ello, sin duda la disminución de la pobreza es una condición básica, sin embargo, los países que tienen más equidad social, por lo general tienen sistemas democráticos más sólidos, marcos institucionales con más capacidad de gestión y más transparentes.

La equidad social es condición necesaria para el desarrollo humano, a su vez, es necesaria para poder tener capital social (conjunto formado por la confianza social, las normas y las redes que las personas pueden constituir para resolver los problemas comunes, como redes de compromiso cívico, o sea, asociaciones vecinales y cooperativas). Este capital social se expresa en una cultura de respeto a la propiedad, personas y reglas que tiene cámaras empresariales y asociaciones fuertes que apoyan a sus agremiados y asociaciones de desarrollo que promueven actividades económicas con buena distribución del ingreso, innovadoras, participativas y que dan soluciones a los problemas de las comunidades y los miembros de la organización. Todo lo cual lleva a tener organizaciones que fomentan la competitividad, la protección del ambiente y la economía con alta sensibilidad social.

Hay países que tienen grandes dotaciones de capital natural (petróleo, minas y suelos, por ejemplo) pero que tienen bajo desarrollo humano, lo cual los ha llevado a que les definan su destino y se vean enfrentados a desigualdad y sistemas políticos poco deseables. Igualmente en nuestra América Latina encontramos algunos casos de países que tienen capital natural y desarrollo humano, pero que por diferentes razones históricas tienen bajo capital social, lo cual los ha llevado a no pasar de ser desde inicios del siglo XX, los aspirantes al desarrollo.

Todo lo anterior nos hacer pensar que la meta de un país y de sus líderes políticos no debe ser únicamente la distribución del producto en el corto y mediano plazo, si no en crear las condiciones para que en el marco de la equidad social, se promueva el desarrollo humano, que ayudará al surgimiento y perfeccionamiento del capital social en el que ambos son fines y medios para lograr el desarrollo.

Costa Rica tiene la gran oportunidad de dar ese salto cualitativo, si impulsa acuerdos nacionales que permitan diseñar y aplicar políticas con complementariedades y sinergias entre la disminución de la pobreza, la equidad, el desarrollo humano, la sostenibilidad ambiental y la competitividad.

Artículo publicado en el Diario La Extra disponible en: 
Desarrollo humano y equidad, fin y medio para el progreso Diario La Extra

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