Orientaciones para no caer en el abismo en Costa Rica
Dr. Roberto Jiménez Gómez,
economista, robertojg@ice.co.cr
Costa Rica está mostrando un deterioro brutal en
todos los ámbitos de la vida nacional.
El modelo de crecimiento hacia afuera ha sido insuficiente y las
políticas adoptadas han favorecido a algunos y han llevado a que el país tenga
un proceso constante de aumento de la inequidad social. América Latina es la región con peor
distribución del ingreso en el mundo y el único país que sigue empeorando esa distribución
es Costa Rica, si esto continúa, pronto países que lo mirábamos atrás nos
estarán pasando adelante.
Ante el reto que la sociedad costarricense tiene,
se desea hacer patente la necesidad de sumar, de construir y de dialogar
sinceramente para lograr acuerdos, si no es así, el futuro será cada vez más
difícil.
Dentro de los principios orientadores de una
propuesta de política por Costa Rica están las siguientes:
1. Una economía al servicio del
desarrollo humano, la creación y desarrollo de capacidades a las personas sin
ninguna discriminación.
2. Un sistema económico que promueve
las oportunidades al emprendimiento, el trabajo digno, la equidad, mediante un
sector privado relevante con la participación activa del Estado en actividades
estratégicas y la aplicación de políticas de desarrollo.
3. Se debe promover un sistema
tributario progresivo y justo como medio para que el sistema económico pueda
desarrollar políticas de desarrollo y redistribuir el ingreso en la sociedad.
4. Las actividades económicas se deben
desarrollar en un marco de desarrollo sostenible, respeto a las culturas y la
búsqueda de acuerdos para el aprovechamiento de los recursos naturales y el
ambiente para bien de la colectividad presente y futura.
5. Se debe preferir políticas
públicas que permitan el desarrollo integral de la persona y regiones, la
creación de capacidades para el trabajo, el emprendimiento, la cultura y el
empoderamiento de los diversos sectores y regiones de la sociedad.
6. El Estado, organizaciones
sociales y la empresa privada deben trabajar conjuntamente para construir una
competitividad sistémica, basada en el talento humano, una mejor
infraestructura, gestión eficiente de los trámites, la protección del ambiente
y el respeto a la dignidad y derecho de los trabajadores.
Caminos
que busquen opciones que tiendan a dejar de lado estas orientaciones toparan
con problemas, no permitirá la equidad, la sostenibilidad y tenderán a dar
prioridad al crecimiento y no al desarrollo.
El tiempo pasa y el deterioro continuo, actuemos, el tiempo se acaba.
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