martes, 15 de mayo de 2012


¿Por qué pensar en los agricultores?

Dr. Roberto Jiménez Gómez, economista, robertojg@racsa.co.cr

Mientras los países desarrollados han analizado y llegado a la conclusión de que su sector agropecuario es muy importante para sus sociedades presentes y futuras, la mayoría de países en desarrollo incluida Costa Rica, en cerca de 25 años se han olvidado del sector.  Desde hace muchos años no hemos impulsado políticas públicas a favor del agro costarricense.

Las políticas para el sector agropecuario se han caracterizado por:

a.     Una falta de gestión integral de políticas, que permita que las acciones o políticas de una institución o sector se complementen con las de otros, no se aplican políticas con sinergias.

b.     La asignación de recursos y el debilitamiento institucional de las organizaciones ligadas al sector agropecuario tradicional han sido la constante.

c.      Hay una falta de inversión en investigación y desarrollo, mientras que el agro en los países desarrollados son sujetos de la innovación tecnológica, aquí se tiende a pensar que todos los agricultores andan en nuestras lindas carretas típicas.

d.     La infraestructura para el agro no ha sido prioridad, al productor le cuesta transportar y gestionar sus procesos productivos por malos caminos y red vial, entre otra infraestructura.

e.     Las formas cómo se realizaba la comercialización de productos básicos desapareció.  Del CNP solo queda el nombre, mientras que algunas televisoras, la iglesia y ciudadanos con cariño por el agro, intentan vender los excedentes de frijoles, las transnacionales de supermercados miran dónde pueden comprar más barato en el mundo, para aumentar sus márgenes de ganancia, mientras que el precio que pagamos es el mismo.

f.       El crédito para el desarrollo del agro no llega a los más pequeños y necesitados soñadores del agro.

g.     Se ha favorecido la producción para exportar, el monocultivo que concentra el ingreso y daña el ambiente.



Con los datos estadísticos en la Economía se pueden tomar decisiones incorrectas o bien justificar políticas sin meditar sus implicaciones, con el fin de favorecer a unos e implícitamente afectar a otros.  Eso ocurre con el sector agropecuario, éste como porcentaje del PIB ha ido disminuyendo, y para algunos es irrelevante para el futuro del país.  No obstante hay razones para pensar en el agro costarricense y el agricultor del siglo XXI, veamos el por qué:

1.    Las sociedades más desarrolladas, seguras y sostenibles logran un buen balance entre la población que vive en el campo y en las ciudades.  Actividades productivas en el medio rural viables, rentables, que apliquen la innovación tecnológica y sostenibles, permiten mejor calidad de vida a las personas, evitando las migraciones a las ciudades.

2.    Producir los que una sociedad se come es un seguro contra riesgos como: aumentos significativos de precios, desabastecimiento internacional por bajas en la producción, desastres naturales y los efectos potenciales del cambio climático.

3.    Lograr producir con tecnologías limpias y apropiadas permiten proteger el ambiente, generar empleos más calificados y asegurar la salud de los consumidores.

4.    Las divisas que se tienen que utilizar para importar productos alimenticios y del agro pueden invertirse en la gestión tecnológica, buscando tener en diferentes sectores productivos mejores proceso de producción.

5.    Aprovecha los recursos naturales, mano de obra y fortalece la cultura nacional.

Me decía un defensor del agro costarricense que no existen en este país personas con más fe y esperanza que los agricultores.  Han sido olvidados, su producción depende de la naturaleza y la escaza o nula asesoría técnica estatal, si tienen una buena cosecha  los canales de comercialización por lo general están dominadas por especuladores, para colmo los consumidores no distinguen la calidad de sus productos.  Con todas esas limitaciones, el agricultor cada día se levanta pensando que esta vez tendrá una mejor cosecha y que la sociedad por fin valorará con justicia su esfuerzo persistente de todos los días. 

La patria se construyo con estos agricultores, la patria del futuro no debe abandonarlos, un agricultor del siglo XXI con conocimientos, con apoyo técnico y con nuevos canales de comercialización son parte del camino diferente que el país debe seguir. 

Que el agricultor costarricense coseche para todos productos, pero ante todo lo que más ha sembrado ha sido: espíritu de trabajo, perseverancia y ante todo optimismo y esperanza.


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