¿Por qué pensar en los agricultores?
Dr. Roberto Jiménez Gómez, economista,
robertojg@racsa.co.cr
Mientras
los países desarrollados han analizado y llegado a la conclusión de que su
sector agropecuario es muy importante para sus sociedades presentes y futuras,
la mayoría de países en desarrollo incluida Costa Rica, en cerca de 25 años se
han olvidado del sector. Desde hace
muchos años no hemos impulsado políticas públicas a favor del agro
costarricense.
Las
políticas para el sector agropecuario se han caracterizado por:
a. Una
falta de gestión integral de políticas, que permita que las acciones o políticas
de una institución o sector se complementen con las de otros, no se aplican
políticas con sinergias.
b. La
asignación de recursos y el debilitamiento institucional de las organizaciones
ligadas al sector agropecuario tradicional han sido la constante.
c. Hay
una falta de inversión en investigación y desarrollo, mientras que el agro en
los países desarrollados son sujetos de la innovación tecnológica, aquí se
tiende a pensar que todos los agricultores andan en nuestras lindas carretas
típicas.
d. La
infraestructura para el agro no ha sido prioridad, al productor le cuesta
transportar y gestionar sus procesos productivos por malos caminos y red vial,
entre otra infraestructura.
e. Las
formas cómo se realizaba la comercialización de productos básicos
desapareció. Del CNP solo queda el
nombre, mientras que algunas televisoras, la iglesia y ciudadanos con cariño
por el agro, intentan vender los excedentes de frijoles, las transnacionales de
supermercados miran dónde pueden comprar más barato en el mundo, para aumentar
sus márgenes de ganancia, mientras que el precio que pagamos es el mismo.
f. El
crédito para el desarrollo del agro no llega a los más pequeños y necesitados
soñadores del agro.
g. Se
ha favorecido la producción para exportar, el monocultivo que concentra el
ingreso y daña el ambiente.
Con
los datos estadísticos en la Economía se pueden tomar decisiones incorrectas o
bien justificar políticas sin meditar sus implicaciones, con el fin de
favorecer a unos e implícitamente afectar a otros. Eso ocurre con el sector agropecuario, éste
como porcentaje del PIB ha ido disminuyendo, y para algunos es irrelevante para
el futuro del país. No obstante hay
razones para pensar en el agro costarricense y el agricultor del siglo XXI,
veamos el por qué:
1. Las
sociedades más desarrolladas, seguras y sostenibles logran un buen balance
entre la población que vive en el campo y en las ciudades. Actividades productivas en el medio rural
viables, rentables, que apliquen la innovación tecnológica y sostenibles,
permiten mejor calidad de vida a las personas, evitando las migraciones a las
ciudades.
2. Producir
los que una sociedad se come es un seguro contra riesgos como: aumentos
significativos de precios, desabastecimiento internacional por bajas en la
producción, desastres naturales y los efectos potenciales del cambio climático.
3. Lograr
producir con tecnologías limpias y apropiadas permiten proteger el ambiente,
generar empleos más calificados y asegurar la salud de los consumidores.
4. Las
divisas que se tienen que utilizar para importar productos alimenticios y del
agro pueden invertirse en la gestión tecnológica, buscando tener en diferentes
sectores productivos mejores proceso de producción.
5. Aprovecha
los recursos naturales, mano de obra y fortalece la cultura nacional.
Me
decía un defensor del agro costarricense que no existen en este país personas
con más fe y esperanza que los agricultores.
Han sido olvidados, su producción depende de la naturaleza y la escaza o
nula asesoría técnica estatal, si tienen una buena cosecha los canales de comercialización por lo general
están dominadas por especuladores, para colmo los consumidores no distinguen la
calidad de sus productos. Con todas esas
limitaciones, el agricultor cada día se levanta pensando que esta vez tendrá
una mejor cosecha y que la sociedad por fin valorará con justicia su esfuerzo
persistente de todos los días.
La
patria se construyo con estos agricultores, la patria del futuro no debe
abandonarlos, un agricultor del siglo XXI con conocimientos, con apoyo técnico
y con nuevos canales de comercialización son parte del camino diferente que el
país debe seguir.
Que
el agricultor costarricense coseche para todos productos, pero ante todo lo que
más ha sembrado ha sido: espíritu de trabajo, perseverancia y ante todo
optimismo y esperanza.
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